
Los premios Oscar de la policía francesa
May 15, 2025La policía francesa ha coleccionado tantas anécdotas criminales que van desde la torpeza cómica hasta la intrepidez descarada, que no hubo más remedio que premiar aquellos casos dignos de recordar. Los invitamos a leer el siguiente artículo donde encontrarán algunas de las más insólitas locuras que el pueblo francés nos ha legado.
A veces uno se pregunta qué tantas historias puede tener un patrullero a lo largo de su vida policial. Cuántos hechos extraños o inauditos habrá visto en sus recorridos por las calles de una ciudad, a las horas en que todos duermen y quedan solo algunas sombras que se mueven por las calles. Parece ser que no somos los primeros en hacernos este tipo de preguntas, porque la policía nacional francesa publicó hace poco el palmarés de las historias más insólitas de los miembros de esta institución en los últimos tiempos.
Las fuerzas del orden decidieron mostrar varios ejemplos de lo torpes o intrépidos que podemos llegar a ser los ciudadanos, sobre todo cuando estamos haciendo algo indebido y frente a nosotros se encuentra algún policía. Por eso, de la selecta lista de hechos que han ocurrido en los últimos años, fueron varios los nominados al anhelado primer puesto, el Oscar de la policía, porque locuras es lo que sobra en este mundo contemporáneo.
Por ejemplo, en la categoría de “los hechos al desnudo”, el gran premio del jurado le fue otorgado a una pareja de daneses que, dominados por una fuerza exhibicionista, ante el primitivo reflejo de una noche de cocteles, salieron a eso de las seis de la mañana del hotel vestidos con el más imprescindible abrigo del ser humano, sus propios cueros. Es decir que anduvieron con tan solo unas sandalias y la seguridad de que Adán y Eva habían reencarnado en sus pálidas carnes. Seguro fue un descuido, a todos nos ha pasado olvidar vestirnos antes de poner un pie en la calle y llegar a la panadería de la esquina con la serenidad de un monje budista. Sin embargo, me pregunto si los daneses piensan que en los lugares donde no hay nieve las vestimentas son un atavío innecesario.
Hay otras categorías del premio muy interesantes. ¿Qué le habrá pasado por ejemplo, al que triunfó en la categoría del “más observador”? Aquel fotógrafo que capturaron con las manos en la masa cuando se divertía tomando fotos en las escaleras del metro, por debajo de la falda de las mujeres. Se trataba de todo un profesional al que le descubrieron más de 4000 fotos de las cuales 1000 ya se encontraban publicadas en internet.
Otro ejemplo que valdría la pena escribir en letras de oro es el de un motociclista, al que le pusieron una multa en un retén por exceso de velocidad y que, 20 minutos después, llegó con toda discreción a robarse el talonario original del policía para borrar todo rastro de su infracción. Desafortunadamente, el muy despistado se robó fue un talonario nuevo y, además, huyendo de la escena, se encontró de frente con el mismo policía que no tuvo más remedio que arrestarlo.
En la categoría del “más vengativo”, se llevó el máximo galardón un conductor al que estaban multando y que, disimuladamente, desinfló las llantas del carro de la policía antes de salir corriendo. Dirán ustedes que hay una cierta lógica en el accionar de este personaje, salvo que salió corriendo sin el carro y fue arrestado cuando llegó a reclamarlo con un nombre falso.
Ovaciones no faltaron en la categoría del “hecho más indigesto”, que se lo ganó un preso que se había fugado hacia unos días y se encontraba degustando una hamburguesa en un centro comercial. En ese momento, un policía que paseaba con su familia lo reconoció sin dificultad y alertó a sus compañeros para que procedieran a su arresto.
Pero más allá de las coincidencias, hay ciudadanos que pecan simplemente por perezosos, como ocurrió con el premio al “ladrón más cansado”, que fue sorprendido ebrio y dormido sobre el sofá del dueño de la casa. Y no lo duden, seguramente ese personaje también habrá sido nominado a la categoría del “ladrón más ineficaz”, siendo condenado a cuatro años de cárcel.
Y para aquellos de ustedes que hayan recibido alguna vez una multa por exceso de velocidad, espero que se sientan aliviados al saber que, el premio al “ciudadano más multado”, se lo llevó un conductor parisino, que excedió el límite de velocidad 206 veces. El pobre hombre todavía debe estar pagando su deuda con el Estado, además de haber perdido su licencia de conducción, porque basta con 12 excesos de velocidad para que las autoridades confisquen el permiso al conductor.
Evitémonos suspensos y vayamos directo al campeón de la categoría de los “hechos más osados”, como el electricista que fue a arreglar una conexión a la estación de policía y salió con los bolsillos llenos de medallas de honor, identificaciones policiales y hasta las tarjetas de crédito de algunos de ellos. No se percató que en cada esquina había una cámara de seguridad, lo que le permitió a las autoridades encontrar al sospechoso. Semejante ingenuidad parece un mal chiste, como el que intentó un conductor en un retén de la policía, cuando sacó una pistola de plástico creyendo en la mundialmente famosa debilidad de la policía por el humor y que, al verse amenazados, debieron sacar sus verdaderas pistolas evitando por poco una verdadera tragedia. Sí, hay chistes que francamente no todos entienden.