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La Capilla Expiatoria de París

La Capilla Expiatoria de París

parís May 15, 2025

¿Cómo honrar la memoria de los reyes decapitados por la Revolución? Lee en este artículo la respuesta de Luis XVIII, hermano de Luis XVI y cuñado de María Antonieta, al construir la Capilla Expiatoria de París, uno de los monumentos más sublimes de la capital francesa.

Se trata de uno de los monumentos menos conocidos de la ciudad luz, y al mismo tiempo uno de los más bellos que existan en todo Francia. Un ejemplo de delicadeza, estética y del equilibrio entre las proporciones. La Capilla Expiatoria de París cuenta con un pasado bastante trágico, es en realidad un mausoleo para honrar al rey Luis XVI y a la reina María Antonieta, decapitados durante la revolución. Se trata de un edificio con un frontón triangular sostenido por varias columnas al mejor estilo griego y un espacio redondeado que, curiosamente, también tiene forma de cruz.

Desde la entrada reluce un piso de mármol verde y blanco, sobre el que siente un aire solemne de paz y tranquilidad, que llevaría a Chateaubriand a escribir que la capilla es el monumento más notable de París. El edifico se esconde tras el parque Luis XVI, en pleno centro de París. En ese lugar, a pocos pasos de la Plaza de la Concordia, se encontraba el cementerio de la Magdalena. Cuentan que hacia 1722 los vecinos se quejaban de los olores que emanaban del cementerio, al que ya no le cabían más tumbas. Luego, en 1770, el día del matrimonio del rey Luis XVI con María Antonieta, se organizaron unos fuegos artificiales en la Plaza de la Concordia, que resultó en una enorme estampida con 131 víctimas.

Era una coincidencia del destino para una pareja que terminaría guillotinada en esa misma plaza y enterrada en ese mismo cementerio. Cuando la revolución ya se había tomado a Francia, otros personajes fueron sepultados en ese lugar, además de los reyes. Ahí fue a parar Charlotte Cortey, la famosa asesina del revolucionario Marat, al igual que la última favorita del Luis XVI, la condesa de Barry, y Phillipe Egalité, uno de los grandes aristócratas de Francia y primo de Luis XVI que votó a favor de su decapitación y un año más tarde perdió, también, su cabeza. Todos ellos fueron enterrados en este mismo sitio.

Pero no fue sino hasta la caída de Napoleón que la monarquía regresó a Francia. Luis XVIII, que era el hermano del rey decapitado durante la revolución, decidió comprar el cementerio para construir un monumento en honor a su familia. Las cenizas de María Antonieta y Luis XVI fueron trasladadas a la basílica de Saint-Denis y pronto empezaron a construir el edificio. En la entrada, todavía se leen claramente las letras L de Luis y M. A. de María Antonieta e incluso, bajo ellas, hay un espacio en el que tenían previsto escribir un epitafio pero que, por la carga política de la revolución y de la república, sigue en blanco hasta el día de hoy.

Los corredores que llevan al mausoleo están decorados con pocos signos religiosos, para evitar herir las susceptibilidades de aquel momento, y de lado y lado están esculpidas guirlandas y adormideras (que Morfeo utilizaba, en la mitología griega, para adormecer a sus víctimas). Solo dos estatuas de rostros trágicos decoran el lugar. La primera es la de Luis XVI de rodillas acompañado por un ángel hacia el cielo y la segunda es la de María Antonieta recibida por la Virgen María. Pero, sobre todo, lo que más llama la atención son las estelas bajo las estatuas, con textos escritos del puño y letra de los reyes.

La de Luis XVI es una parte de su testamento, que escribió poco antes de su muerte y que dice así: “Le recomiendo a mi hijo, si alguna vez tiene la desgracia de convertirse en rey, que vele por la felicidad de sus conciudadanos, que olvide todo odio y resentimiento y, sobre todo, aquellos hechos que me causan tanta desgracia. Que un rey no puede hacer respetar las leyes y hacer el bien de todo corazón si no tiene la autoridad necesaria”.

Bajo la estatua de María Antonieta se lee la última carta que envió desde prisión a la hermana del rey y que Robespierre conservó hasta su muerte. Dice así: “Te escribo por ultima vez. Acabo de ser condenada, no a una muerte vergonzosa, como la que les está reservada a los criminales, sino que voy a seguir los pasos de tu hermano. Soy inocente como él y espero mostrar la misma firmeza que él en últimos momentos. Estoy calmada como uno está cuando tiene la conciencia tranquila. Tengo un profundo dolor de abandonar a mis pobres hijos; tú sabes que yo existía única y exclusivamente para ellos”.

Los sistemas políticos que siguieron a la construcción de este monumento no sabían qué hacer con la capilla, que no es ni una iglesia ni un monumento republicano, ni tampoco un símbolo de la realeza. Y aunque la municipalidad de París ordenó que la destruyeran en 1871, nadie se atrevió a llevar a cabo la orden, hasta que, finalmente, fue considerada monumento histórico de Francia. Cada 21 de junio, los parisinos y turistas pueden observar la reunión de grupos monarquistas que conmemoran ese día como el día del reposo eterno de Luis XVI y María Antonieta.

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