
Objetos perdidos en París la oficina de lo inimaginable
May 15, 2025Otra forma de conocer las excéntricas personalidades que habitan en París, es por medio de los cientos de objetos perdidos que diariamente llegan a la calle de los Morillons. Descubra la historia de los verdaderos héroes de la ciudad, quienes trabajando para este servicio de la Policía, han visto hasta lo inimaginable.
El servicio de objetos perdidos de la Policía de París, es un lugar sumamente interesante que guarda objetos tan curiosos como la gente que visita la Ciudad Luz. Ubicado en el 36 de la calle de los Morillons, el sitio produce fascinación y curiosidad entre los capitalinos, y no es para menos, porque cualquier cosa puede salir saltando, corriendo o escurriéndose de la interminable colección de anaqueles que lo componen.
Imaginen tan solo un instante el funcionamiento complejo de este sistema que debe coordinar todo aquello que se pierde y se encuentra en París. De esta manera entenderán que, cada día, el servicio produce milagros destinados a brindar alivio a los habitantes y visitantes de la capital gala. Supongo entonces que se necesitará un poco de magia y una organización mecánica para que un objeto perdido en algún punto de la ciudad sea recogido, transportado, clasificado y encontrado de nuevo por su dueño en el lado opuesto de esta urbe.
El sistema reboza de vida porque cada semana, a las nueve de la mañana, aparece una camioneta de la empresa de transportes públicos cargada con todo lo que fue encontrado en las estaciones de bus y metro. Llega con su barriga llena de aproximadamente 50 bolsas de plástico selladas; las de color naranja guardan todo lo recuperado en el metro, las verdes lo de los buses y la roja aquello refundido en los trenes de cercanías. El mismo día, otra camioneta similar aparece ante las puertas del servicio con cuanto objeto haya terminado entre las agitadas paredes de los comisariados de policía, y una tercera se digna a aparecer mensualmente después de hacer una escrupulosa visita a los aeropuertos.
La gente en París pierde cosas como por deporte y cada día terminan en estas estanterías entre 600 y 700 objetos que en la mayoría de los casos, nadie se preocupa por recuperar. Podríamos decir, según este esquema, que los parisinos desconfían profundamente de sus conciudadanos y que cuando alguien pierde algo, automáticamente se piensa que otra persona se lo ha apropiado. Sin embargo, este servicio prueba que existe un mínimo de civismo en París donde, de cada nueve objetos encontrados tan solo uno es reclamado. Algunos personajes incluso, impulsados por un sentido de la responsabilidad supremamente desarrollado, terminan llevando valiosos objetos que han traumatizado a los trabajadores de este depósito. Me refiero a aquellos ciudadanos que han devuelto objetos sorprendentes como un estetoscopio, una urna funeraria, una pernil entero de jamón ahumado e incluso una pizza de salmón. Definitivamente esos son los verdaderos héroes de la ciudad.
Pero ante todo, el servicio se presta para muchos análisis y comentarios, no solo sobre el despiste de algunos ciudadanos, sino sobre cuestiones tan variadas como el clima. Suena descabellado, pero basta con trabajar en este lugar para saber cómo ha sido el clima de los últimos meses. El servicio de objetos perdidos le permite a uno elaborar complejas estadísticas para saber que el verano y el otoño han sido lluviosos, según la cantidad de paraguas que se hayan perdido anualmente durante los meses de lluvia.
En el servicio de objetos perdidos cualquier cosa puede ocurrir. Se ha visto de todo en este lugar como el día en el que a una trabajadora se le ocurrió abrir y escarbar sin precaución una maleta, encontrando un centenar de caracoles vivos pertenecientes a un turista japonés y de paso ensordeciendo a sus colegas con el grito de terror que semejante sorpresa le produjo. Más preocupante aun fue el día en el que salió de un abrigo una estatuilla de madera con un cuchillo clavado en la espalda, que habría pertenecido a algún aprendiz de vudú. Todo esto, sin referirnos a los descubrimientos más olorosos, como la maleta llena de pescados descompuestos con la que desafortunadamente se perfumó un día otro de nuestros héroes.
Así que no lo olviden, todo lo perdido puede ser buscado en este servicio, incluso si lo que se ha perdido es la razón.